Horas después de abandonar el lugar de la explosión, en el número 3 de la calle Manuel Maroto de Vallecas, los bomberos tuvieron que regresar, ya de noche, para seguir sacando escombros a mano bajo un “inestable” edificio de ladrillo de tres plantas en busca de un supuesto desaparecido. Habían contado ya 25 heridos, cinco de ellos graves, y concluido que la fuerte deflagración que sacó al barrio entero de San Diego a la calle a las 15.00 horas del sábado, había afectado principalmente a un local habilitado recientemente como vivienda y “habitado”, según los vecinos. También al portal aledaño al que estaba unido por una puerta interior, y a la pared del bar contiguo, el peruano “Mis Tesoros”. “Se descarta que haya desaparecidos”, se escuchaba por la radiofrecuencia de sus vehículos a las 19.00 horas. Sin embargo, la llamada insistente de un familiar hizo sospechar a la policía de Vallecas que ahí podía quedar alguien bajo los escombros. Ya de madrugada, los bomberos, ayudados por la unidad canina de la Policía Nacional, rescataban del sótano, bajo gran cantidad de arena y de escombros, el cuerpo de un hombre de 52 años a quienes sus familiares no lograban encontrar.
La propia vicealcaldesa de Madrid, Inmaculada Sanz, había comparecido hacia las 19.30 horas en el lugar de los hechos: “En estos momentos, efectivamente, parece que se descarta que pudiera haber ninguna persona atrapada. Se ha desescombrado una buena parte y los perros de los bomberos han estado trabajando en la zona”. Sanz aludió también a las viviendas afectadas, que cuantificó en nueve, pese a que los vecinos explicaron a la policía que eran 11 las viviendas del inmueble, contando el local del bajo que resultó más afectado y otra levantada en el patio interior del edificio.
Durante toda la tarde, los vecinos desalojados del edificio, fueron facilitando sus nombres al Samur Social y a la policía municipal para poder ser realojados, ya que la estructura y el forjado del edificio había resultado suficientemente afectada como para que no se pudiera trabajar con las máquinas en las labores de desescombro y se hablaba de “al menos una sección de entre 50-60 metros cuadrados” afectada en el inmueble.
La deflagración, producida por una concentración de gases, según explicó el portavoz de los bomberos, y cuyo origen exacto está por determinar, afectó principalmente a ese local en los bajos del inmueble que, según los vecinos, había sido reformado y convertido en vivienda hace medio año y que ocupaba una pareja. La reja del local que daba a la calle permanecía siempre cerrada, ya que le habían abierto una puerta alternativa interna por el mismo portal del edificio, por el que entraban y salían todos los vecinos. La explosión hizo que la reja y hasta los sofás del interior saliesen disparados hacia el exterior con la mala fortuna que se estamparon con un coche que pasaba justo en ese momento a esa altura de la calle, hiriendo a sus ocupantes, según relataron testigos presenciales. Los daños en ese vehículo, desplazado por la onda expansiva hasta el otro lado de la calle, eran visibles.
A las 15.00 horas el bar “Mis Tesoros”, regentado por una familia peruana, “estaba lleno de gente”, según declararon algunos testigos. La deflagración, afectó tanto al portal como a la pared contigua del bar, unido también por una puerta interna al mismo. Hasta 18 dotaciones de bomberos pasaron más de cinco horas retirando escombros de toda la zona afectada en la tarde del sábado, pero no llegaron al cuerpo del fallecido, que se encontraba según han confirmado los servicios de Emergencias del ayuntamiento bajo un metro de escombros y arena.
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