Cuando todo se tuerce, Mbappé. El francés ha cuajado ya como el faro y la solución del Real Madrid. En el estreno en la Champions atinó con dos penaltis en dos instantes muy comprometidos: cuando se adelantó el Olympique de Marsella pese al dominio apabullante del equipo de Xabi Alonso, y cuando Carvajal se autoexpulsó con un cabezazo a Rulli. Mbappé no se desvía. Marcó su gol número 50 de blanco, y el Real se llevó la victoria en otro ejercicio de resistencia solo tres días después de sobrevivir con uno menos en San Sebastián.

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Thibaut Courtois, Éder Militão, Álvaro Carreras, Trent Alexander-Arnold (Dani Carvajal, min. 4), Dean Huijsen, Aurélien Tchouaméni, Federico Valverde, Rodrygo (Vinícius Júnior, min. 62), Arda Güler (Raúl Asencio, min. 72), Franco Mastantuono (Brahim Díaz, min. 62) y Kylian Mbappé

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Gerónimo Rulli, Facundo Medina, Leonardo Balerdi, Emerson (Amir Murillo, min. 77), Benjamin Pavard (CJ Egan-Riley, min. 87), Timothy Weah (Amine Gouiri, min. 77), Matt O’Riley (Igor Paixão, min. 65), Mason Greenwood, Geoffrey Kondogbia (Arthur Vermeeren, min. 66), Pierre-Emile Højbjerg y Pierre-Emerick Aubameyang

Goles
0-1 min. 21: Tim Weah. 1-1 min. 28: Kylian Mbappe. 2-1 min. 80: Kylian Mbappe

Arbitro Irfan Peljto

Tarjetas amarillas
Aurelien Tchouameni (min. 34), Benjamin Pavard (min. 45), Eder Militao (min. 53), Facundo Medina (min. 74), Álvaro Carreras (min. 96)

Tarjetas rojas
Dani Carvajal (min. 71)

El Madrid abrió la noche con una descarga eléctrica de un voltaje colosal, un calambrazo sostenido de 20 minutos durante los que sometió a Rulli a un tiroteo. El portero argentino avistó ocho disparos en ese primer parpadeo, seis desde dentro del área, cinco paradas, uno al palo. Xabi envió a su gente a estrangular muy arriba la vistosa salida de balón de De Zerbi, y el Olympique sintió que se habían apagado las luces. El Real recuperaba una y otra vez muy cerca del área: una chilena fuera de Mbappé, un intento de Mastantuono al palo, una muy blanda de Rodrygo que llegó derretida a las manos de Rulli: un chaparrón desde el comienzo.

Pero sobre todo se trataba de una transformación casi cultural del Madrid, que durante años se acostumbró a despertares perezosos, contemplativos, de los que salía hasta sufrir un disgusto. Daba la impresión de que no le apetecía emplearse hasta encontrarse en dificultades, a contracorriente, con la grada empezando a excitarse con un punto de inquietud. Con Xabi estrenaron la Champions a todo gas, con un hambre como de desterrados.

En cierto modo, algunos lo son. Rodrygo salió de inicio por la banda izquierda y volvió a dejar a Vinicius en el banquillo, algo insólito, aún más en la Copa de Europa. También Carreras, regresado del exilio de verse descartado en La Fábrica; y Mastantuono, recién llegado al gran escenario europeo, valiente y disfrutón, coleccionista de caños en el área; y Güler, tanto tiempo en la recámara, esta vez más impreciso. Solo se quedó corto Trent, lesionado a los tres minutos, cuando se sentó sobre la hierba después de echarse la mano a los isquios de la pierna izquierda. Juntos, amontonaban robos y tiros sin premio ante el desconcierto de Rulli, comprometido con muchos malos pases. Hasta el desliz de Güler.

El turco perdió una pelota cuando le presionó por la espalda Mason Greenwood, el ex del Getafe cedido por el United, el mayor talento del Marsella. El inglés se lanzó al área y dejó solo a Weah, que marcó. El descorche del Madrid había sido como nunca; el contratiempo, como siempre.

Siguieron apretando hacia delante y buscando a Mbappé, que repartía oportunidades entre los centrales, o recibiendo más abajo, o cerca de Rodrygo en la izquierda. Por allí llegó la respuesta. El brasileño recortó en el área, Kondogbia alargó la pierna y lo derribó. Después de probar de mil maneras, Mbappé empató de penalti.

El Madrid quería seguir apretando arriba, pero el depósito se le iba consumiendo. El Marsella aprovechaba el bajón para percutir contra la portería de Courtois, buscando espacios a la espalda con las carreras de Greenwood y Weah por los costados. Llegaban y asustaban. El Madrid acosaba a Rulli, pero Courtois también tenía trabajo que despachar.

Cuando el Madrid perdió la electricidad, cuando dejó de recuperar cerca del área, cuando redujo la velocidad de la pelota, se fue disolviendo, rumbo a la intrascendencia. Hasta el siguiente golpetazo. Se encararon Rulli y Carvajal, capitán se quitó al portero de un cabezazo y el árbitro le expulsó después de revisar el gesto en la pantalla del VAR, con casi 20 minutos por delante.

Entonces se entrevió algo del viejo Vinicius. Agitó por la izquierda y después de perder un par de balones sacó un tiro al cuerpo de Rulli y luego un centro que pegó en la mano de Medina y resultó el penalti con el que Mbappé rescató al Madrid del alambre donde lo mantenía el Olympique. El francés ya está siempre. Vinicius no termina de volver.



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