El combate fue nulo no porque las fuerzas de los contendientes estuvieran igualadas. El desafío anunciado entre tres toros de Rehuelga y tres de José Escolar no fue tal. Vamos, que no hubo pelea. Los toros no salieron a competir -a pelear-, sino a huir de su sombra.

De buena planta, eso sí, los seis; más astifinos los de Rehuelga, pero guapos todos ellos. Y ahí se acabó su hoja de servicios. Los tres primeros acudieron con facilidad a los caballos, pero ninguno hizo una riña medianamente brava, y todos ellos dieron sobradas muestras de una apabullante sosería que impidió toda clase de lucimiento. Y los Escolar, mansurrones en sus encuentros con los picadores, complicados, mirones y aplomados. El sexto acudió hasta cuatro veces al caballo, siempre con la cara alta y sin emplearse.

En fin, que con semejantes contendientes no fue posible un espectáculo medianamente soportable. No hubo triunfo, claro está; ni siquiera un momento para el recuerdo, a pesar de la buena voluntad, no siempre acompañada del oficio, de la terna anunciada.

Confirmó la alternativa Miguel Andrades, que el 13 de octubre cumple 30 años, y accedió al escalafón superior el pasado 31 de mayo en una plaza francesa. Si bien, ofreció una grata sorpresa en la novillada del pasado 6 de abril en esta misma plaza, por su valor, soltura y decisión, la de hoy ha sido un borrón en la que ojalá sea una larga carrera como matador. No ha tenido oponentes para el triunfo, pero al torero jerezano se le ha visto aturrullado, con pocas ideas y escaso oficio. Su primero, muy soso; el segundo, muy complicado; a los dos los banderilleó con facilidad y los dos lo atropellaron sin más consecuencias que el susto y los golpes. El primero, cuando lo citó por manoletinas, y el otro, al intentar un natural. Y a los dos los mató de mala manera, en especial, al primero, en el que poco le faltó para escuchar los tres avisos. Al que abrió plaza lo esperó de rodillas en los medios, el toro no le hizo caso y volvió a esperarlo del mismo modo en el tercio. Y ahí acabó su presente historia que, con toda seguridad, él había soñado de forma muy distinta.

Sebastián Ritter entró a última hora en sustitución del anunciado Damián Castaño, herido el día anterior en Salamanca. El torero colombiano hace tiempo que no se pone el traje de luces, y eso se nota, sobre todo, ante toros tan complicados y poco colaboradores como los de esta tarde. Ritter no ha dicho nada, algunos muletazos olvidables y poco más.

Y estuvo Juan de Castilla, que sufrió dos graves cornadas el pasado 30 de agosto en Bayona, y el sábado volvía a los ruedos en el vecino país. Por tal motivo, fue recibido con una cariñosa ovación al finalizar el paseíllo. Pero tampoco tuvo mimbres para el triunfo a pesar de su compromiso demostrado toda la tarde. Confiado y seguro se mostró ante el de Rehuelga, que embestía con la cara alta, y algún estimable muletazo robó al quinto, complicado y deslucido.

Rehuelga, Escolar/Ritter, De Castilla, Andrades

Tres toros de Rehuelga -primero, segundo y tercero-, bien presentados, astifinos, que acudieron con presteza al caballo, pero sin emplearse, muy sosos y descastados; protestado por invalidez el tercero. Y tres de José Escolar, bien presentados, mansurrones, descastados y deslucidos.

Sebastián Ritter: casi entera atravesada (silencio); bajonazo (silencio).

Juan de Castilla: pinchazo y estocada (ovación); dos pinchazos y cuatro descabellos (silencio).

Miguel Andrades, que confirmó la alternativa: dos pinchazos -aviso- pinchazo -segundo aviso- y seis descabellos (pitos); dos pinchazos y estocada trasera (silencio).

Plaza de toros de Las Ventas. Desafío ganadero. Domingo 14 de septiembre. Menos de un tercio de entrada (8.166 espectadores, según la empresa).



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