Rusia ha vuelto a elegir la barbarie contra la población civil de Ucrania. En la madrugada de este domingo, Moscú ha dado luz verde a una nueva gran ofensiva con drones y misiles balísticos que ha atravesado el país de oeste a este y de norte a sur. Uno de los grandes objetivos de la operación, ejecutada durante alrededor de siete horas, ha sido Kiev, la capital, donde han muerto al menos dos personas, entre ellas, un niño de tan solo un año. Los restos de uno de los aparatos no tripulados han provocado además un incendio en el edificio del Gabinete de ministros. Es la primera vez en tres años y medio de invasión a gran escala que Rusia alcanza un edificio gubernamental. Un nuevo varapalo a cualquier avance en unas posibles negociaciones de paz, tres semanas después de la reunión mantenida en Alaska entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin.

Unos minutos antes de las diez de la noche del sábado, los sistemas de alerta comenzaron a sonar en las calles del centro y este del país. El aviso ante la llegada de un posible bombardeo se mantuvo durante casi toda la madrugada. Unas horas después de las primeras alarmas y durante un tiempo, las sirenas también se pudieron escuchar en la franja occidental de Ucrania, hacia donde se dirigieron una hilera de aparatos no tripulados.

Kiev ha concentrado la embestida de gran parte de los drones —en su mayoría del modelo Geran-2, versión mejorada de los iraníes Shahed— lanzados desde la frontera oeste rusa a territorio ucranio. Según ha informado el alcalde de la ciudad, Vitalii Klitschko, el impacto directo de estos aparatos o de fragmentos lanzados tras su interceptación, ha causado la muerte de al menos dos personas, una mujer joven y un niño de un tan solo año, encontrado entre los escombros, en el distrito de Sviatoshin.

Los equipos de emergencias trabajaban este domingo sobre la fachada de uno de los edificios de Kiev alcanzados por el bombardeo ruso.

El primer edil de la capital también ha anunciado el fallecimiento de una anciana mientras se encontraba en un refugio, en el barrio de Darnitsia, en la orilla izquierda del río Dniéper, aunque se desconocen por el momento las causas de su muerte. La ofensiva sobre la ciudad ha dejado además 17 personas heridas, entre ellas, una mujer embarazada, además de enormes destrozos en varios inmuebles, uno de ellos de 18 plantas, y aparcamientos.

A primera hora del día, levantado ya el toque de queda y mientras los primeros trabajadores salían a la calle, aún se podían ver las largas columnas de humo en el cielo de Kiev. Una de esas humaredas provenía de un edificio administrativo del centro de la ciudad, en el distrito de Pecherskii, alcanzado por los restos de una aparato no tripulado interceptado. Según ha confirmado la primera ministra del país, Yulia Sviridenko, uno de los ataques dañó el edificio de gobierno, donde se reúne el Gabinete de ministros, tanto en el tejado como en los pisos superiores. En la recta final de la ofensiva, Moscú lanzó también sobre la capital misiles balísticos.

Otras ciudades como Zaporiyia, con 15 heridos, Dnipró, Odesa, Krivói Rog, Kremenchuk y Sumi han sido objetivo de los drones, en una primera oleada, y el arsenal balístico ruso, después. Krivói Rog, localidad natal del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se llevó la palma al recibir varios proyectiles Iskander, además de aparatos no tripulados. Según la Fuerza Aérea ucrania, Rusia lanzó durante la noche 805 drones y 13 misiles.

El ejército ruso, desde posiciones de tiro en territorio de la Federación rusa y la ocupada península de Crimea, ha ido martilleando durante la madrugada las defensas ucranias con oleadas de drones, a un ritmo in crescendo a medida que avanzaba la noche. El modus operandi de esta operación, como han señalado las redes de monitoreo de estos bombardeos, especialistas tras tres años y medio de invasión, era saturar las baterías defensivas ucranias antes del lanzamiento de misiles. En lo que va de septiembre, según los datos de Kiev, Rusia ha lanzado cerca de 2.000 drones y más de 50 misiles.

Moscú, por su parte, ha comunicado a primera hora de la mañana que ha derribado 69 drones ucranios durante la noche.

El ataque masivo ruso contra la población civil ucrania levanta un nuevo obstáculo en el diálogo para iniciar un posible proceso negociador. Ataques como el perpetrado esta madrugada han sido objeto de críticas por parte de Trump desde que llegó a la Casa Blanca en este segundo mandato. El líder republicano se manifestó esta semana “muy decepcionado” con Putin tras cumplirse el plazo que le había dado para sentarse a dialogar, sin que el mandatario ruso se haya pronunciado siquiera.

Moscú ha golpeado además el territorio ucranio 48 horas después de que la Coalición de Voluntarios, formada por más de una treintena de aliados de Kiev, anunciara en una reunión en París su disposición a prestar garantías de seguridad a Ucrania una vez se selle la paz. Al menos 26 países de esta alianza participarían en un despliegue de tropas de interposición. Sobre esto, Putin afirmó este viernes que cualquier soldado occidental podría ser un “objetivo legítimo”.

Mientras, en el frente de combate, según la información difundida en las últimas horas por el presidente Zelenski, Rusia ha agrupado a unos 100.000 uniformados en dirección a Pokrovks, en Donetsk, una plaza clava para avanzar en el control total de la provincia y, por tanto, de la región de Donbás.



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